Siempre hemos tenido “ratos para nosotros” pero ahora nos encontramos más de golpe con nosotros mismos, una forzada introspección para aquellos que no la practicasen antes. Somos más conscientes de nuestros hábitos dentro de casa y dentro de nuestra cabeza. Se produce un autoconocimiento que en otras ocasiones puede que incluso hayamos evitado.
Antes, dentro del frenesí del día, puede que poco parásemos en casa. Y nuestra mayor actividad estuviera condicionada por factores externos: DUERMES/DESPIERTAS según tu horario de salida de casa teniendo en cuenta tráfico o transporte público, posibles fallos en horario como retrasos, acumulación de gente y hora de entrada al trabajo; margen aceptable de retraso, has llegado -RESPIRAS- trabajas HABLAS/AVANZAS, horario de comida, horario de descanso, horario de salida y empieza el recorrido de regreso a casa, horario de supermercados y posibles recados y (al fin) en casa. Te quitas los zapatos, te pones las zapatillas y te sientas en mullido. Ya es terreno conocido, FAMILIARIZAS/FANTASEAS, pero ahora… TRABAJAS DESDE CASA. La cosa cambia, y la autodisciplina se hace indispensable.
¿Cómo te vas a organizar?
En Draft trabajamos conectados, las videollamadas y las carpetas de trabajo fluyen a lo largo del día, la verdad es que la jornada laboral ayuda en esta autodisciplina. Una vez acaba la jornada y nos decimos ¡hasta mañana! ¡Un día menos! cada uno encuentra sus otras rutinas. Hay quien se apunta a todos los retos que salen por las redes sociales e interactúan todo lo que pueden con el otro en remoto, están los fanáticos de los memes y últimas noticias, quienes no desconectan de las pantallas, o bien todo lo contrario, salen los ermitaños que abrazan el confinamiento para hacer uno suyo propio interior y legítimo.
En mi caso, un momento de autodescubrimiento dentro de esta nueva situación, ha sido descubrir que calzarme para teletrabajar, hace que me ponga más “en situación” me hace cambiar el chip, y “ya no estar en casa”.
Me pongo unos zapatos de calle (los elegidos ya solo pisarán entorno casero) y cuando termina mi jornada (vuelta a casa) me los quito y me pongo las zapatillas que (realmente) son las de estar en casa. Tal vez esto no le suene raro a quien ya estuviese acostumbrado a teletrabajar, o tal vez sí, y sea una tontería, pero para mí ha sido una novedad, y supongo que no seré la única que se está sorprendiendo a sí misma con rutinas que antes no había desarrollado.
Este reseteo, tanto para la ciudad, que ve su aire renovado y sus calles acompañadas de trinos de mirlos en vez de pitidos de peugeots y renaults, como para el individuo, con sus tormentas y calmas internas, es tiempo para practicar ese “yoismo” del que nos hablaba Hornimans en su publicidad y a la vez pensar en común. Convencernos al fin de que muchos pocos hacen un mucho, de que metamorfoseándonos en una pequeñísima gota cristalina que refleja la luz, conseguimos junto a muchas otras gotas formar el arcoíris; ese mismo que tu “mini vecino” de enfrente ha dibujado.
En Draft hemos sido como el agua, nos hemos adaptado al recipiente, y el trabajo se ha adaptado a la casa de cada uno; fluimos dando respuesta a lo que estos tiempos nos exigen, y reflejamos nuestro color con la misma fuerza para apoyar al sector y apoyarnos entre nosotros, sabiendo que juntos, conseguiremos salir de esta.