Pero luego creces y entonces te das cuenta de por qué Peter Pan no quería crecer. Empiezas a saber lo complicada que puede llegar a ser esa edad y entiendes que tus padres no le dieron ese nombre por casualidad. Sino porque puedes llegar a sentirte tan incomprendido, que no sepas cómo hacerte entender.
Y supongo que eso es lo que os pasa a los mayores cuando tratáis de explicarle al mundo que los adolescentes ya no son niños, pero que tampoco son adultos. Que necesitan un lugar con nombre propio, donde puedan crecer, pero nunca antes de tiempo. Algo así como el País de Nunca Jamás, pero en el que hacerse grande no dé tanto miedo.
Por eso, nuestros padres de Niños con Cáncer están trabajando para conseguir que los adolescentes que padecen esta enfermedad sean tratados en Unidades Específicas o en Unidades de Oncología Pediátricas, en vez de en las de adultos. Primero, porque no somos adultos; y segundo, porque están mejor acondicionadas y preparadas para nosotros.
A través del “Estudio de adolescentes con cáncer de 14 a 18 años” que ha realizado Federación Española de Padres de Niños con Cáncer, han descubierto que las conclusiones que se han sacado son las mismas que las que recomiendan los señores del Gobierno, y que están recogidas en un montón de papeles del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
Sólo queremos que nos escuchen. Que, después de tanto estudiar, nuestros padres puedan recitar la lección en voz muy alta para que se entere toda la sociedad. Y sobre todo, los médicos, las doctoras y los enfermeros que nos cuidan cuando enfermamos y debemos ir al hospital.
Para que puedan hacerlo en un lugar especialmente pensado para nosotros, donde podamos hacerles entender que entre los adultos no siempre se nos da la atención que necesitamos. En ese momento en el que la vida nos obliga a crecer antes de tiempo, sólo les pedimos que no lo hagan ellos también.
Juntos podemos conseguir ese lugar que lleve nuestro nombre. Un lugar en el que vivir sea nuestra mayor aventura.
Victoria Carrazoni
Responsables de Comunicación de la Federación Española de Padres con NIÑOS CON CÁNCER.
Y supongo que eso es lo que os pasa a los mayores cuando tratáis de explicarle al mundo que los adolescentes ya no son niños, pero que tampoco son adultos. Que necesitan un lugar con nombre propio, donde puedan crecer, pero nunca antes de tiempo. Algo así como el País de Nunca Jamás, pero en el que hacerse grande no dé tanto miedo.
Por eso, nuestros padres de Niños con Cáncer están trabajando para conseguir que los adolescentes que padecen esta enfermedad sean tratados en Unidades Específicas o en Unidades de Oncología Pediátricas, en vez de en las de adultos. Primero, porque no somos adultos; y segundo, porque están mejor acondicionadas y preparadas para nosotros.
A través del “Estudio de adolescentes con cáncer de 14 a 18 años” que ha realizado Federación Española de Padres de Niños con Cáncer, han descubierto que las conclusiones que se han sacado son las mismas que las que recomiendan los señores del Gobierno, y que están recogidas en un montón de papeles del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad.
Sólo queremos que nos escuchen. Que, después de tanto estudiar, nuestros padres puedan recitar la lección en voz muy alta para que se entere toda la sociedad. Y sobre todo, los médicos, las doctoras y los enfermeros que nos cuidan cuando enfermamos y debemos ir al hospital.
Para que puedan hacerlo en un lugar especialmente pensado para nosotros, donde podamos hacerles entender que entre los adultos no siempre se nos da la atención que necesitamos. En ese momento en el que la vida nos obliga a crecer antes de tiempo, sólo les pedimos que no lo hagan ellos también.
Juntos podemos conseguir ese lugar que lleve nuestro nombre. Un lugar en el que vivir sea nuestra mayor aventura.
Victoria Carrazoni
Responsables de Comunicación de la Federación Española de Padres con NIÑOS CON CÁNCER.